Dejar el mal hábito de respirar

Sucede que a todos nos llega la hora. Se trata de una ley naturalmente universal a la que no estamos acostumbrados hasta que arriba por la espalda; en ocasiones más rápido de lo esperado, a veces tarda en aparecer provocando agonía y lamentos. ¿Alguna vez te han tapado los ojos para adivinar la identidad de la persona? A mí si, una vez, y era ella. La calcarea andariega vino, no por mi, sino por mi corazón. Se lo llevará pronto.
No aguantaré.

Comentarios