Dos Cortitos

Escribir entre líneas es muy facil, tanto que ahora todos los blogs lo hacen.

Ha sido una semana de reencuentro con rutinas que no había tenido antes. Extraña es la experiencia de encontrarse con personajes caricaturéscos que podrían llamarse amigos y a quienes creías caducados para descubrir que están tan vigentes como en días pasados . El ritmo de la vida cambia de rumbo. Pasa de color de hormiga a color de cucaracha mientras la metamorfosis de algunos lepidópteros queda inconclusa.

No tengo nada en contra de los insectos; por el contrario, me parecen muy fuertes, muy dinámicos, tan perseverantes en su tarea de aturdir los oidos por las noches. Solo un gramo de carne de zancudo es necesario para despertarte en una noche, alborotado de la picazón, el zumbido dentro del cerebro y la sensación de ser violado silenciosamente.

Al fin los pitufos fueron capturados por Gargamel.

En una vecindad, nosotros, gargamelianos de corazón, comimos hongos hasta quedar más llenos que la luna de anoche. Un jueguito de naves sobre papel y chistes malos acerca de un queso que no quería morir fueron los componentes de una noche que llegó hasta el día siguiente.

Hoy escucho AIWA desde la ciudad del POP y el AYÁN.

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